viernes, 23 de julio de 2010

Buscando Historias - Avion de los Caballos - "2da Parte"


em>A casi 45 años de que un avión de la aerolínea Transamerican se estrellara en el cerro el Sosneado con su misteriosa carga, fuimos en busca de sus restos. Lo que se halló es parte de esta historia.

Expedición realizada Por:
Mauricio Guerra J.
Ramón Ramirez


La aventura

Luego de dos años de haber recopilado información, tomamos la decisión de realizar esta expedición para encontrar los restos del avión. Fue así que el 16 de febrero comenzamos esta aventura en tierras mendocinas. La primera etapa fue contactar a algún arriero por el asunto de caballos y cargueros; así sólo tendríamos el desgaste físico mayor a los cuatro mil metros de altura en donde se encontraban los restos, según indicaba la historia, en el cerro Sosneado.
El 17 de febrero, después de un desayuno al estilo gaucho (mate y pan), comenzamos a avanzar entre cerros y acantilados; debíamos trasladarnos unas seis horas a caballo para llegar al punto donde se establecería el campamento base. Fueron horas difíciles, pero el hermoso paisaje compensó el esfuerzo.
Aproximadamente a las 18 horas llegamos al punto, junto a Mauro y el baqueano, Osvaldo Araya, por lo que rápidamente armamos el campamento. Como a las 19:30 comenzamos a juntar leña para preparar la cena. El chivo asado fue un manjar de dioses, pues en medio de ese paisaje los sabores son únicos. Después de una buena conversación, junto a un mate que pasaba de mano en mano, dimos por finalizada la jornada.
Al día siguiente, mientras desayunaba miraba el cerro Sosneado. Es hermoso e imponente, su acceso es difícil, y da miedo de solo mirarlo. La ruta a seguir estaba determinada: la primera etapa sería a caballo, luego unos 500 metros de ascensión a pie hasta alcanzar nuestra meta.
A las dos de la tarde, estábamos sólo a metros del sector donde se había producido el accidente, sólo faltaba encontrar algún vestigio para confirmarlo. Comenzamos a caminar por un acarreo cubierto de nieve, agitado por el esfuerzo.
De pronto, Mauro, divisa un trozo de un motor, lo examina y sigue ascendiendo hasta llegar a una planicie donde estaban esparcidos los restos del avión CURTISS C- 46.
Después de recuperar el aliento, caminamos entre los pedazos de sus alas, hélices, motores, tren de aterrizaje y cabina. Medio oculto, encontramos un chaleco salvavidas de la época y una pañoleta con un bordado claramente visible, MONTERO. Fue una experiencia única el encontrar estos objetos.
La visión de vértebras, costillas y una extremidad superior, además de otros huesos, me recordó el destino de los caballos. La historia estaba ahí, tomamos registros fotográficos y regresamos al campamento base.
El 19 de febrero comencé el retorno hacia al valle para tomar el vehículo que me acercaría a la urbe. Pero había un detalle más de misterio en esta historia.
El avión de los dólares
Este accidente tuvo una gran repercusión en el ámbito regional, pues involucró a crianceros que tenían sus veranadas en la zona del Cerro Sosneado.
Esta gente descubrió los restos del avión, llevándose lo que les podía ser útil, bolsos, valijas y demás elementos. Sin duda actuaron de buena fe, como es común entre los habitantes de la cordillera.
El hallazgo de gran cantidad de dólares entre los trofeos, les llamó la atención pero, al no conocer su valor, sólo los utilizaron como adornos. Hasta que llegó alguien que se aprovechó de la situación, y allí comenzaron los problemas, de acuerdo con lo que nos cuentan los baquianos del lugar:
El problema empezó cuando se armó el disgusto de un señor que estaba medio encopao, que fue el que "lo entró al agua" a un vendedor.
Y ahí empezó a venir la mano y empezaron a apretar un puestero y a buscar a los que le habían dao la plata al vendedor, porque la otra gente que había saqueao el avión eran toda gente de campo, gente puestera, que eran todos parientes.
Esta gente tenía los dólares en un cuadro de fotografía, los habían puesto adornando el cuadro. Ellos le dieron la plata al vendedor, que le cambiaron por mercaderías.
Eso ocurrió como en el 60 y algo, por ahí, lo que pasa que nadie largaba prenda de lo que sabía.
A los encontradores los agarraron como a los 8 años o 9 años.
Cuando los vinieron a descubrir no les hicieron nada, solo que los guasquearon y los apalearon un poco, se ve que había habido muy mucha cantidad de plata en el avión

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